El proyecto está concebido como una serie encadenada de situaciones dentro de un proceso evolutivo de signo profundamente transformador.
Llamemos situación inicial a la terrible realidad en la cual ha caído la Nación venezolana actual, marcada por una crisis histórica sin precedentes, generalizada en todos los componentes estructurales:
🔸Sub-estructura económico-social.
🔸Sub-estructura político-jurídica.
🔸Sub-estructura ideológica.
Esta crisis estructural se refleja a diario en todos los órdenes del nivel fenoménico de la situación: en lo social, económico, político, militar, religioso, moral, ambiental, tecnológico, etc.
La estrategia de transformación del proyecto debe, por tanto, abarcar tanto el nivel fenoménico como el genosituasional, enfrentando todos los componentes de la situación, vistos de manera integral.
Llamemos ahora objetivo estratégico a la situación futura de la realidad nacional, a la que se llegará como resultado del proceso histórico, de transformación global, donde las formas estructurales serán totalmente distintas a las imperantes en la situación inicial. El objetivo estratégico es la aspiración concebible, alcanzable dentro de un horizonte temporal definido.
El Proyecto Nacional Simón Bolívar propone la fijación de un horizonte de tiempo máximo de veinte años, a partir del comienzo de las acciones transformadoras de la situación inicial, para que los actores y las acciones se ubiquen en el objetivo estratégico.
Sin embargo, el proyecto admite la existencia de una región posible que trasciende el horizonte máximo definido, es decir, ubicada más allá del objetivo estratégico y que constituye la “razón total” del proceso. Llamaremos a esta región-escenario la utopía concreta robinsoniana.
“Utopía concreta” porque es la parte del sueño que puede ser traída a la realidad, alcanzable a la vista de las leyes de transformación situacional. Y “robinsoniana” porque ya era vislumbrada por el maestro Simón Rodríguez en sus escritos de mediados del siglo pasado: “No es sueño ni delirio, sino filosofía, ni el lugar donde esto se haga será imaginario, como el que se figuró Tomás Moro; su utopía será, en realidad, la América”.
La Utopía Concreta Robinsoniana.
El hombre, ese ser de nervio, sangre y razón, debe trascender los límites de sus propias miserias individuales y ubicarse en el ámbito fértil de las relaciones sociales solidarias y con profundas dosis de racionalidad, tal como lo señalaba el maestro Simón Rodríguez en Sociedades Americanas (1842), consecuente con el pensamiento más avanzado de su tiempo, y aún vigente entre nosotros:
“Las sociedades tienden a un modo de existir muy diferente al que han tenido y del que se pretende que tengan. Los hombres de estos últimos tiempos quieren gobernarse por la razón que es la autoridad de la naturaleza. Razón es figura abstracta de pensar”.
El maestro define en sus profundas cavilaciones “el fin de sociedad”, con una visión teológica profundamente humanista: “Los hombres no están en sociedad para decirse que tienen necesidades, ni para aconsejarse cómo remediarlas, ni para exhortarse a tener paciencia sino para consultarse sobre los medios de satisfacer sus deseos porque no satisfacerlos es padecer”.
Allí están las líneas fundamentales de la utopía concreta robinsoniana, en el marco de un tipo de sociedad solidaria donde el ser humano sea el elemento fundamental con la trascendencia social ya señalada.
Profundizando en el pensamiento del maestro, intentamos señalar un nivel más allá del objetivo estratégico del Proyecto Nacional Simón Bolívar, un nivel donde se encuentra la razón de ser del proceso: un estadio superior de sociedad donde los seres humanos puedan “consultarse sobre los medios de satisfacer sus deseos” y evitar el padecimiento individual y social. Tal situación no puede imaginarse fuera del ámbito de una sociedad profundamente democrática y solidaria.
Enfoquemos con mayor precisión los conceptos del maestro para definir con la máxima claridad posible la utopía concreta robinsoniana:
La idea de consultarse es completamente democrática, con una concepción profundamente participativa del término: para tratar de su bienestar, no deben perder consultores, ni medios de consultar, cada hombre excluido del consejo es un voto de menos y un perjuicio.
El fin supremo de la sociedad es “satisfacer los deseos” de los hombres pero con el condicionante de la consulta previa y general sobre los medios de lograr tal fin. Profundizando en el concepto, tenemos que la acción de satisfacer implica “pagar enteramente lo que debe ser” y el deseo viene dado por un movimiento enérgico de la voluntad hacia el conocimiento, posesión o disfrute de una cosa”. Y la voluntad radica en “la potencia del alma, que mueve a hacer o no hacer una cosa”.
Es decir, la sociedad existe para abrir a los hombres el cauce hacia la liberación de sus fuerzas internas, de manera tal que salga de lo meramente individual, para potenciar su capacidad de pensar, de inventar y de crear sus propios modos de existir, en interacción constante y solidaria con sus semejantes.
El desarrollo de su capacidad creadora le permitirá, en ese estadio futuro de sociedad, comprenderse a sí mismo y dinamizar su propia cultura, con lo cual se asienta en los terrenos de la racionalidad, en la búsqueda del fin existencial.
La utopía concreta robinsoniana constituye el escenario más alejado, en la perspectiva de la trayectoria estratégica de transformación. Por tal razón, sus contornos, sus componentes situacionales apenas pueden ser vislumbrados, alargando la proyección más allá del horizonte.
A medida que el proyecto avance hacia la situación-objetivo y los planes se vayan transformando en historia, la utopía concreta podrá ser definida con claridad creciente, producto de la visión de los actores y la eficacia de las acciones. En la actual situación, la utopía concreta robinsoniana permite a los venezolanos tomar el azimut histórico, definir el rumbo y comenzar la larga jornada que le corresponderá conducir hacia destinos superiores.
La situación-objetivo.
El modelo de sociedad “original” y el modo de vida “solidario”.
El Proyecto Nacional Simón Bolívar visualiza la situación-objetivo en un horizonte máximo de veinte años, partiendo de la situación a largo plazo, la cual lleva implícita la estrategia micropolítica de transformación. La situación-objetivo constituye al mismo tiempo una realidad global, un escenario integral: el modelo de sociedad original y el modo de vida solidario, hacia los cuales se orientará el esfuerzo nacional.
“Original” fue el término utilizado por el maestro Simón Rodríguez para definir el modelo de sociedad que debe perseguir la América latina: “¿Dónde iremos a buscar modelos? La América española es original. Original han de ser sus instituciones y su gobierno. Y originales, los medios de fundar unas y otro. O inventamos o erramos”.
Y, solidario porque de esa manera conceptualizaba, El Maestro, el modo de vida a llevar por los hombres en sociedad. Veamos la exactitud de su proyecto: “no es hacer cada uno su negocio, i pierda el que no esté alerta, sino pensar cada uno en todos, para que todos piensen en él. Los hombres no están en el mundo para entredestruirse, sino para ayudarse”.
El Modo de Vida Solidario.
“Modo de vida son las tendencias sociales profundas y persistentes que permiten clasificar los hechos cotidianos y darles un sentido”.
“Estudiar el modo de vida significa hacer mención a la sociología de la familia, de la educación del consumo del tiempo libre, de la cultura y del trabajo”. Y también: “El modo de vida es en suma la sociedad tal como ella es vivida concretamente”.
La definición de modo de vida es una tarea sumamente compleja. El Proyecto Nacional Simón Bolívar enfrenta la propuesta en un nivel de alta generalización, con la intención de abrir el compás para la participación de la sociedad civil venezolana en el difícil proceso de la definición y construcción del modo de vida solidario.
El modo de vida solidario es el producto social resultante del modelo de sociedad original, y en su construcción deben enfocarse tres amplios campos de condiciones determinantes:
🔸Determinaciones económicas (condiciones de vida y de trabajo).
🔸Determinaciones ideológicas (sistema de normas socioculturales).
🔸Determinaciones políticas (sistema de decisión económico-político).
🔸El Modelo de Sociedad Original.
La estructura del modelo es determinada por los elementos situacionales y la interacción entre ellos. Los elementos situacionales de carácter estratégico que interactúan para definir el modelo de sociedad dentro de una concepción global, son los siguientes:
🔸EL SISTEMA SOCIAL.
🔸LA CULTURA.
🔸LOS FACTORES INDIVIDUALES.
El sistema social, si bien lleva una alta carga determinante para el modelo de sociedad, no abarca todo su espectro. Básicamente, está conformado por la estructura económico-social y la estructura político-jurídica.
Más allá del sistema social, existe la cultura como elemento estratégico del modelo de sociedad, entendida dentro de un nivel de conceptualización sumamente dinámico, que trasciende la mera noción patrimonial inventiva y cognitiva, hasta abarcar la estructura ideológica del cuerpo social.
Y en un panorama más amplio y profundo, todavía, el Proyecto Nacional Simón Bolívar asigna a la cultura un rol eminentemente transformador y revolucionario, a través de la promoción y libre desarrollo de la creatividad, recogida de la dicotomía existencial robinsoniana: “inventamos o erramos”.
El individuo concreto es resultado de la interacción con los dos componentes situacionales señalados, proceso en el cual la estructura social determina en alto grado los caracteres individuales. El individuo como actor social ejerce, sin embargo, influencia de significación variable sobre el sistema social. El modelo de sociedad original debe potenciar la capacidad y su relativa autonomía creadora dentro de la situación.
Dentro del marco teórico anterior, el Proyecto Nacional Simón Bolívar aborda el modelo de sociedad original, con un enfoque de globalidad definido por la interacción del sistema social de la cultura y los factores individuales, visualizando en perspectiva la situación- objetivo del proceso de transformación a un nivel principista, en el cual serán definidos los criterios generales que conforman cada elemento estratégico del modelo, es decir, el sistema social, la cultura y los factores individuales.
¡Felicitaciones por esta maravillosa iniciativa comunal! El Proyecto Nacional Simón Bolívar es un ejemplo inspirador de cómo el trabajo colectivo y la organización comunitaria pueden impulsar el desarrollo y la transformación social. Es admirable ver cómo se promueven valores como la solidaridad, la participación y la justicia social, pilares fundamentales para construir una sociedad más equitativa y sostenible.
ResponderBorrarEste tipo de proyectos no solo fortalece a las comunidades, sino que también honra el legado de Simón Bolívar, quien soñó con una América unida y libre. ¡Sigan adelante con este esfuerzo! Cada paso que dan es una contribución invaluable hacia un futuro mejor para todos. ¡Enhorabuena y mucho éxito en esta noble labor!
Konuko
Colectivo Resistencia y Rebelión.
Frente Nacional de Colectivos Revolucionarios Sergio Rodríguez
💛💙❤️
Este es el camino para consolidar la Nueva Geometria del poder Comunal una nueva fórmula popular de industrializar las conunidades la ideologia robinsoniana el poder del pueblo aplicando su formula popular
ResponderBorrarEs muy placentero saber de que hay más compañeros que compartan el mismo ideal y objetivo
ResponderBorrarLa consolidación de un estado libre soberano e independiente y sobre todo unido socialista y comunal
COMUNA O NADA
Excelente información muchas gracias
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